Una multa bien pagada
Estaba intentando escribir sobre cualquier cosa cuando de pronto se me aparece en sueños Pedro Calvo, el concejal de seguridad del ayuntamiento de Madrid. Está muy feliz y me cuenta una interesante historia:
Pues resulta que estaba yo por Madrid y decidí acercarme con mi moto a ver unas obras. Cuando llegué al lugar, tuve un roce sin importancia con un coche. Intercambiamos los papeles y se acercó un polí, que muy amablemente nos pidió la documentación. En ese momento me di cuenta que me había dejado el carné en casa, que además estaba caducado. El madero me reconoció -pues soy una especie de jefe suyo-, pero no me dijo nada ni yo a él. Me dijo que lo sentía pero que me tenía que multar. Le sonreí y le dije que era su obligación. Ya sé que no se puede indocumentado en un vehículo, pero peor hubiera sido que me hubiera presentado como el señor concejal. ¿Me hubiera multado? Bueno Guille, te dejo; sólo quería que vieras que los políticos también somos honrados.
¿Para qué lo cuenta este hombre? Cuando era pequeño, mi catequista favorita -Nieves, ¡un saludo!- me dijo que nunca hay que decir que has hecho el bien, porque eso es presumir. En todo caso tienen que ser los demás los que aplaudan tu acción. Recuerdo que fue porque iba contando a todo el mundo que me había encontrado en la calle un sobre del Domund con 103 pesetas y yo, como buen cristiano, en vez de quedármelo, lo había dado a la Iglesia (Sinceramente, no me reconozco) Quizás el Calvo éste pensó que era mejor decirlo a que lo desvelara la Cadena Ser (eso lo lo he dicho yo)
Y a todo esto, ¿cuánto ha tenido que pagar? Sólo 105 euros por pronto pago. Toma, encima con rebajas. Me parece bien: el actuó como un ciudadano más y los descuentos se aplican a todos. No, si el tío ha resultado ser un listo. Ahora pasará a la posteridad como el concejal que pagaba sus multas sin cabrearse
Pues resulta que estaba yo por Madrid y decidí acercarme con mi moto a ver unas obras. Cuando llegué al lugar, tuve un roce sin importancia con un coche. Intercambiamos los papeles y se acercó un polí, que muy amablemente nos pidió la documentación. En ese momento me di cuenta que me había dejado el carné en casa, que además estaba caducado. El madero me reconoció -pues soy una especie de jefe suyo-, pero no me dijo nada ni yo a él. Me dijo que lo sentía pero que me tenía que multar. Le sonreí y le dije que era su obligación. Ya sé que no se puede indocumentado en un vehículo, pero peor hubiera sido que me hubiera presentado como el señor concejal. ¿Me hubiera multado? Bueno Guille, te dejo; sólo quería que vieras que los políticos también somos honrados.
¿Para qué lo cuenta este hombre? Cuando era pequeño, mi catequista favorita -Nieves, ¡un saludo!- me dijo que nunca hay que decir que has hecho el bien, porque eso es presumir. En todo caso tienen que ser los demás los que aplaudan tu acción. Recuerdo que fue porque iba contando a todo el mundo que me había encontrado en la calle un sobre del Domund con 103 pesetas y yo, como buen cristiano, en vez de quedármelo, lo había dado a la Iglesia (Sinceramente, no me reconozco) Quizás el Calvo éste pensó que era mejor decirlo a que lo desvelara la Cadena Ser (eso lo lo he dicho yo)
Y a todo esto, ¿cuánto ha tenido que pagar? Sólo 105 euros por pronto pago. Toma, encima con rebajas. Me parece bien: el actuó como un ciudadano más y los descuentos se aplican a todos. No, si el tío ha resultado ser un listo. Ahora pasará a la posteridad como el concejal que pagaba sus multas sin cabrearse
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