Obsesión de haber hecho algo incorrecto
Tengo muy mala suerte. Siempre me equivoco cuando me enamoro. Debo de estar ciego en esa faceta de la vida, porque no me lo explico. La prueba está en que sé que me he enamorado de verdad cuando acabo mal con ella. Si todo acaba bien, como buenos amigos y demás palabrería, entonces no ha sido nada serio, un caprichillo a lo sumo.
Excusas, malentendidos, malas y falsas personas... Me ha pasado de todo y sigo sin aprender. Cuando me desengaño pienso lo imbécil que he sido, pero jamás se me ha ocurrido destrozar todo lo que tengo de ella. No, no quiero. Pasé buenos ratos, ¿no? Y bueno, si ahí se comportó como una falsa, no es mi problema, yo no lo sabía. Ahora ya lo sé y no quiero perdonar.
Le decía el otro día a una amiga que yo siempre perdono porque no puedo vivir sin estar bien con la gente, pero con ellas es distinto. Basta que se rían de mí o que me traten mal para empezar a odiar, a mirar mal, a no saludar, a hacer desplantes... A comportarme como un maldito maledudado. Al final seré un rencoroso más, para qué negarlo.
Y lo peor de todo no es la decepción, es que con ésta también me siento mal porque la estoy marginando de una forma muy descarada. Es una especie de venganza y ya me estoy arrepintiendo. Me gustaría que estuviera aquí para decirle que siento haberme comportado como un crío sin sentimientos, pero hay algo en mi interior que me dice que se lo merece, que así aprenderá a no ser tan falsa. Me da igual que lea esto porque no quiero saber nada de ella, pero 3 años son muchos años y aún queda ese algo maldito que hace que me sienta mal y bien a la vez.
Por mí, perdonaría y olvidaría, pero no me apetece hablar con ella nunca más. Mi cabeza, en cambio, me dice que es preciso que algún día vuelva a hablar con ella, porque nuestro círculo de amistades es el mismo. Quizás lo más sensato fuera olvidar y perdonar y tragarme mi maldito orgullo, porque yo también he tenido algo de culpa en este lío.
Sí, tengo ganas de verla. Lo que después haga o diga me da igual.
Excusas, malentendidos, malas y falsas personas... Me ha pasado de todo y sigo sin aprender. Cuando me desengaño pienso lo imbécil que he sido, pero jamás se me ha ocurrido destrozar todo lo que tengo de ella. No, no quiero. Pasé buenos ratos, ¿no? Y bueno, si ahí se comportó como una falsa, no es mi problema, yo no lo sabía. Ahora ya lo sé y no quiero perdonar.
Le decía el otro día a una amiga que yo siempre perdono porque no puedo vivir sin estar bien con la gente, pero con ellas es distinto. Basta que se rían de mí o que me traten mal para empezar a odiar, a mirar mal, a no saludar, a hacer desplantes... A comportarme como un maldito maledudado. Al final seré un rencoroso más, para qué negarlo.
Y lo peor de todo no es la decepción, es que con ésta también me siento mal porque la estoy marginando de una forma muy descarada. Es una especie de venganza y ya me estoy arrepintiendo. Me gustaría que estuviera aquí para decirle que siento haberme comportado como un crío sin sentimientos, pero hay algo en mi interior que me dice que se lo merece, que así aprenderá a no ser tan falsa. Me da igual que lea esto porque no quiero saber nada de ella, pero 3 años son muchos años y aún queda ese algo maldito que hace que me sienta mal y bien a la vez.
Por mí, perdonaría y olvidaría, pero no me apetece hablar con ella nunca más. Mi cabeza, en cambio, me dice que es preciso que algún día vuelva a hablar con ella, porque nuestro círculo de amistades es el mismo. Quizás lo más sensato fuera olvidar y perdonar y tragarme mi maldito orgullo, porque yo también he tenido algo de culpa en este lío.
Sí, tengo ganas de verla. Lo que después haga o diga me da igual.
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