El deporte volvió a ser deporte gracias a un granadino, como mi tío
Una de las pocas virtudes que tengo es saber ganar y perder. Es más, podría decir que prefiero una derrota (ajustada, eso sí) porque de lo contrario no sabría qué hacer. Si lo celebro demasiado, pensará que me estoy burlando de él, pero si me quedo callado pensará que no celebro nada porque le doy lástima. Sí, es el terrible dilema del vaso medio lleno o medio vacío, de la moderación ante el éxito y el fracaso. Demasiado difícil es andar por ese fino alambre para que me preocupe por lo que pensarán o no los demás. El mejor momento, sin duda, es el del abrazo o el apretón de manos.
Manuel Vázquez Montalbán me enseñó la importancia de los sistemas de señales en la sociedad, en las personas, en la vida. Saber emplear gestos y signos durante una conversación puede decir mucho de uno; y no digamos ya en el deporte. Tan importante es levantar los brazos en la victoria como pararse y saludar al derrotado. Esas situaciones son las que hacen humano al deporte, cada vez más alejado de su principal objetivo: el espíritu de superación. Bueno, quizás me equivoque: los grandes capitales que hoy mueven el deporte también intentan superarse... Esto es ganar más y más dinero a costa de los sueños de unos deportistas, algunos elevados a la categoría de héroes y los menos, considerados auténticos dioses vivos.
Ese sacrilegio está desprestigiando a atletas, futbolistas, pilotos... Ganan más con sus contratos publicitarios que con su bien remunerado sueldo. Algunos dirán que es lo que hay y que no se puede hacer nada. Hasta que resuelva si tienen razón o no, yo me seguiré deleitando con la medalla de plata que hoy ha conseguido Paquillo Fernández, un personaje auténtico que, sin ser oro ni héroe ni mucho menos dios, ha demostrado que aún queda algo de esa épica deportiva que Nike y la EPO se habían encargado de borrar.
Gracias por emocionarme de buena mañana. Y es que además eres granadino, de Guadix, que está cerca de Gor, donde nació mi Tío-abuelo Antonio, al que quiero y admiro. Enhorabuena a los 2.
Manuel Vázquez Montalbán me enseñó la importancia de los sistemas de señales en la sociedad, en las personas, en la vida. Saber emplear gestos y signos durante una conversación puede decir mucho de uno; y no digamos ya en el deporte. Tan importante es levantar los brazos en la victoria como pararse y saludar al derrotado. Esas situaciones son las que hacen humano al deporte, cada vez más alejado de su principal objetivo: el espíritu de superación. Bueno, quizás me equivoque: los grandes capitales que hoy mueven el deporte también intentan superarse... Esto es ganar más y más dinero a costa de los sueños de unos deportistas, algunos elevados a la categoría de héroes y los menos, considerados auténticos dioses vivos.
Ese sacrilegio está desprestigiando a atletas, futbolistas, pilotos... Ganan más con sus contratos publicitarios que con su bien remunerado sueldo. Algunos dirán que es lo que hay y que no se puede hacer nada. Hasta que resuelva si tienen razón o no, yo me seguiré deleitando con la medalla de plata que hoy ha conseguido Paquillo Fernández, un personaje auténtico que, sin ser oro ni héroe ni mucho menos dios, ha demostrado que aún queda algo de esa épica deportiva que Nike y la EPO se habían encargado de borrar.
Gracias por emocionarme de buena mañana. Y es que además eres granadino, de Guadix, que está cerca de Gor, donde nació mi Tío-abuelo Antonio, al que quiero y admiro. Enhorabuena a los 2.
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