Oda sin rima al fútbol

Cuando era un enano de poco más de un metro no me gustaba el fútbol. Es más, lo odiaba. Recuerdo que todas las semanas había algún partido, bien de liga, de copa del Rey o de Champions, que por aquellos tiempos acababa de nacer. Sinceramente, no sé la causa de mi aversión al deporte rey. La tele no era, porque me obligaban a acostarme a las 22:00 y sólo tenía tiempo de ver los informativos. ¿A que va a ser eso? Creo que era el único chaval de 7 u 8 años que prefería el debate entre Carlos Carnicero (Dios) y Don Federico Jiménez-Losantos (Esto...) a las series estadounidenses sin gracia que hacían por La 2. Me parece que he respondido a la primera pregunta: no me gustaba el fútbol porque ocupaba el lugar de los informativos que tanto me gustaban.

Poco a poco fui aficionándome al balompié; fue en la época de las ligas que el Real Madrid se dejó en Tenerife. Desde luego, no eran tiempos para declarar abiertamente mi madridismo. Más tarde vino la primera liga que recuerdo haber celebrado: la de Zamorano. Aquel gol que le marcó al Coruña me enloqueció. El se quitó la camiseta, yo también. Se acabó el partido y estaba feliz, muy feliz. Fuimos a la plaza de España a celebrarlo y ahí se clavaron para siempre las raíces de mi pasión por el fútbol, el Real Madrid y el Alcoyano, el equipo de mi ciudad y, quizás por obligación, también el mío.

Ahora, en la actualidad sigo disfrutando del fútbol, aunque hay veces que lo aborrezco, sobre todo cuando el Madrid juega mal o sus jugadores se ponen a hacer el imbécil con todo lo que cobran. La selección española también contribuye a que ese desencanto crezca en determinadas épocas. Por eso, esta última temporada he disfrutado con el Alcoyano y su ascenso a 2ªB. Aquí, en el Campo del Collao está la esencia del fútbol, alejada de millones y jugosos contratos publicitarios. Aquí me lo paso bien, disfruto, aplaudo, sufro, rezo (sí, es verdad), insulto, aporreo las vallas. Aquí vivo y muero. Aquí soy feliz.

Por eso me gusta el fútbol, porque me hace feliz, así de simple. El Alcoyano siempre y el Madrid y España cuando a ellos les da la gana. Nunca he negado un aplauso a mi Deportivo y jamás lo haré. En cambio los otros... Bueno, si se ponen tontos les puedo poner los cuernos con el Baloncesto o el Fútbol Americano, grandes deportes, aunque con el último tenga mis dudas. Eso me recuerda que tengo que escribir sobre el genuino Football, un deporte hecho por americanos para americanos que no es otra cosa que la personificación del tópico y típico americano estúpido, prepotente y obeso.