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la vida de un alcoyano: Dos bolis de colores se enfrentaron a mis inquebrantables principios

10.12.04

Dos bolis de colores se enfrentaron a mis inquebrantables principios

Ayer estaba reflexionando sobre qué malos que son los árbitros de fútbol y me vino a la mente un episodio que viví cuando tenía 9 años:

En el cole jugábamos casi siempre al fútbol-patio, que consistía en jugar a fútbol con una pelota de plata en espacio no delimitado y con 2 "porterías", siempre una más grande que la otra. A mí nunca se me dio bien el fútbol-patio y quizás por eso me ofrecieron ser el árbitro. Bueno, por eso y porque les daría lástima. El caso es que acepté y antes de empezar se acercó un chavalín llamado Jorgito que era, es y será el típico gordito que sale en todas las series de televisión (una especie de Piraña pero en feo) y me sobornó. Incluso utilizó la palabra "soborno", palabra fea que nunca debería decir un niño de 9 años. Para que luego digan que si la telebasura esto o aquello. A mí me pareció bien porque me regalaba 2 bolis de colores (eso es saber venderse bien, tío) y me puse a hacer mi trabajo. Recuerdo muy poco, pero creo que pité un penalty a favor del equipo de Jorgito y expulsé al portero rival, que curiosamente era Mauro, por dar 5 pasos para sacar de portería. En realidad creo que fueron 3 y antes le había sacado una amarilla por el penalty.

Lo curioso de todo esto es que el equipo rival (el rival del Jorgito, se entiende) protestaba, amenazaba pero seguía jugando. Ahí nadie se planteaba abandonar el partido ante tal humillación. ¿Qué queréis? Para 25 minutos de patio que teníamos... Al final se arregló todo: yo me sentía mal porque en el equipo perjudicado jugaban mis amigos y lo confesé todo. Lo hice bien, porque me hice la víctima y no la tomaron conmigo, sino con el Jota (otro de los muchos motes que tenía) Pude salvar mi honor y dudo que nadie se acuerde hoy, - de esas tonterías sólo me acuerdo yo - aunque ahora pienso que me hubieran ido muy bien los 2 bolis que no me gané. Desde aquel día he seguido insultando a los árbitros y cagándome en sus madres (con todo el respeto) Algún mecanismo de defensa debe enterrar esa experiencia cuando está cerca un referí, como les llaman en Argentina, porque lo normal sería que fuera comprensivo y hasta amable con ellos. Quizás lo haga por costumbre. Sí, va a ser eso.