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la vida de un alcoyano: Conversaciones privadas a la hora de la comida

1.12.04

Conversaciones privadas a la hora de la comida

Hace un rato estaba preparándome para engullir un generoso plato de fideuà con guisantes y otro de ternera en salsa, también con guisantes. ¡PERO PARA QUÉ PONEN LOS GUISANTES! Bueno, sigo: como no había mucho sitio me he sentado al lado de una chica que estaba hablando con otra. Como estaba en una posición privilegiada y no tenía nada que hacer, salvo comer y apartar los putos guisantes que no saben a nada (los que hace mi madre por lo menos saben a guisante precongelado), he escuchado la conversación que mantenían. Por su escasa importancia, voy a intentar plasmarla:

Chica 1: ¿Otra vez pasta?
Chica 2 (tenía una especie de tallarines en un tupervare) Sí, es que mientras duren los exámenes sólo puedo comer pasta -¡sin tomate!-, leche y huevos. Me han dado esa dieta y tengo que cumplirla
C1: Ahh...
C2: ¿Cuántas te quedan?
C1: Narrativa.
C2: Ah, narrativa... Ya.
(Laguna mental, no recuerdo nada)

C2: Pues para la exposición, he tenido que esconder la comida de venezuela porque mi abuela se lo come todo.
C1: ¡De Venezuela! ¿Y cómo la consigues?
C2: Me la envían (he supuesto por el acento que la chica es venezolana)
C1: Ahh... ¿Y que productos tienes?
C2: Pues un dulce que tiene chocolate, trocitos de galleta y coco. Está muy bueno.
C1: ¡Qué bueno! Yo quiero probarlo.
C2: Ahora no, porque si mi abuela los encuentras se los come ¡Si ya se comió una caja entera! Cuando acabe la exposición nos los comemos, ¿vale?

Moraleja: cuidado con la abuela devora-dulces.

Lo siento, pero es que no sabía qué contar.